Economía durante el franquismo (1939-1975)
El franquismo fue el régimen político instaurado por el general Francisco Franco a lo largo de la Guerra Civil, consolidado y desarrollado institucionalmente en los años posteriores a su victoria. Este régimen finalizará el 20 de noviembre de 1975, tras su muerte.
Francisco Franco |
La posguerra
española fue extremadamente dura y prolongada, siendo conocida como los años de
“el hambre”. Esta situación viene
determinada por varios factores: la propia destrucción provocada por la Guerra
civil, la situación internacional nacida de la Segunda Guerra Mundial que impidió la
ayuda necesaria para la recuperación económica española; y la nefasta política
económica llevada a cabo por el régimen y que conocemos como “autarquía”.
El periodo autárquico (1939-1959)
supuso el repliegue económico del comercio exterior mediante una política
proteccionista que pretendía conseguir la autosuficiencia económica
En agricultura, la
creación del Servicio Nacional del Trigo obligó a los agricultores a vender sus
producciones al Estado, quien establecía el precio y controlaba el
abastecimiento. Esto provocó el desabastecimiento y la escasez, al bajar la
producción agraria; y fomentó el contrabando o mercado negro conocido como “el
estraperlo".
En la industria el
intervencionismo estatal dio paso a la creación del Instituto Nacional de
Industria (INI), que controló las industrias base, la minería, la química y el
transporte. También participó en la creación de grandes empresas y monopolios
como RENFE, SEAT, IBERIA, CAMPSA, etc.
Desde comienzos de
los años cincuenta, la autarquía económica se hizo insostenible. La apertura
económica y las ayudas tras el Tratado con los Estados Unidos permitieron
una cierta liberalización económica. El nuevo gobierno de 1957, en el que
entraron los llamados “tecnócratas” vinculados al Opus Dei, inaugurará una
época de desarrollo económico impresionante. Comenzó la liberalización de la
economía, ofreciéndose oportunidades a las inversiones extranjeras y para ello
se necesitaba un plan económico.
El Plan de Estabilización de 1959
llevó a España a una forzada austeridad, pues recortó el gasto público,
restringió el crédito, congeló los salarios, limitó las horas extra y devaluó
la peseta; así mismo terminó con muchos controles comerciales e industriales
internos y favoreció las inversiones extranjeras. Los efectos del programa de
estabilización fueron inmediatos, pero tuvieron un elevado coste, sobre todo
para la clase trabajadora, pues aumentó el paro y promovió un movimiento
migratorio muy intenso hacia la Europa industrializada.
Entre 1962 y 1975
se pusieron en marcha tres Planes de Desarrollo de duración
cuatrienal. Se crearon Polos de desarrollo como los de Huelva, Vigo, etc. Y
aunque no se alcanzaron todos los objetivos, España tuvo en los años sesenta
una de las tasas de crecimiento económico más elevadas del mundo. Esto trajo
consigo una rápida industrialización que exigió cuantiosas importaciones de
bienes de equipo.
Todo este
desarrollo se financió fundamentalmente a través de la llegada de divisas
proporcionadas por el millón de emigrantes que entre 1960 y 1970 viajaron a la
Europa rica, por la llegada de millones de turistas extranjeros y por la
inversión de capital extranjero, especialmente alemán y estadounidense, que facilitó
la compra de materias primas y bienes de equipo necesarias para el desarrollo.
En los años previos a la muerte de Franco, se produjo la crisis económica de 1973,
provocada por la subida del petróleo que arrastró a la economía española, las
cifras de inflación, paro y cierre de industrias llevaron a la calle a un gran
número de trabajadores que se manifestarán públicamente y encabezarán huelgas
importantes.
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